domingo, 24 de julio de 2011

De esas veces que crees leer tu vida en un libro.

"Alan y yo nunca nos hemos peleado, no de forma seria. Somos una pareja sensata. Como somos sensatos, como no tenemos unas expectativas irrazonables, como no pedimos cosas irrazonables, nuestra relación es muy buena."

Diario de un mal año. J. M. Coetzee

Hablo de ti, lo sabes.

"No era perfecto y hasta eso me gustaba; porque nadie lo es, pero él me complementaba"


Me dueles

Mansamente, insoportablemente, me dueles.

Toma mi cabeza. Córtame el cuello.

Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma, búscame,

escúchame.

En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,

pide tu asombro, tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,

tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)

viene desde la muerte, desde antes

del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad de rostro, qué ternura

de luz ensimismada,

qué dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.

Soy como el hijo de tus ojos,

como una gota de tus ojos soy.

Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,

del suelo, de la sombra que pisas,

del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.

Levántame. Porque he caído de tus manos

y quiero vivir, vivir, vivir.

Fortitûdô

Y es que no sabes cómo, pero se siente... en el estómago, en el pecho, en la voluntad.

No sabes de dónde sale, pero ahí está, cuando se le necesita.

No se ve, no se va, pero a veces tampoco se queda... o eso crees.

Está a la expectativa, a la espera, a la necesidad, a la conveniencia, quizá.

Dudamos de su existencia, de su poder. De sí mismos.

Tras las lágrimas, el coraje, la felicidad, se esconde; aguarda paciente el momento de aparecer, de que le llames, le grites.

Ahí esta, Fortitûdô en Latín... Y en español, FUERZA.

¡FUERZA!

lunes, 10 de enero de 2011

"Sensible al discreto encanto de las pequeñas cosas"

Como al sol que entra por la ventana, a la oportunidad de abrazar a mi perro, a la satisfacción de leerme, a las ganas de querer.
Sensible al tierno beso en la mejilla, al cálido calor de sus brazos, al olor de sus manos.
A cosas tan pequeñas como el recostarme y dormir, ver una película de amor, caminar descalza o comer un hielo.
Al primer sorbo de mi café, al tirar la basura en su lugar, al saludo de mi papá y mi mamá. A escuchar Sway, al soñar.
Sensible a lo que está ahí, para mi.
A mi cabello por las mañanas, al perfume de todos los días, a la vista desde mi recámara. A la voz de Roobie Williams y las fotos de mi ipod.
Sensible al pequeño encanto de las pequeñas cosas, sensible a mi.